No quedarse obsoleto. Este puede ser un buen propósito para este nuevo curso. La renovación implica un cambio y el cambio genera nuevas perspectivas y oportunidades. Como no podía ser menos, el currículum también se actualiza e incorpora nuevos formatos y estructuras. Si el currículum sigue manteniendo su protagonismo como primer filtro de selección la carta de presentación pierde fuerza en favor de otras alternativas. El tiempo es oro y si tenemos en cuenta que un seleccionador emplea una media de 10-15 segundos en cada candidatura presentada en “formato papel” no queda demasiado espacio para una carta de presentación al uso. ¿Qué se propone? La nueva tendencia se llama “Sustrato profesional” y consiste en incorporar en el currículum cuatro o cinco líneas un resumen del perfil profesional y de los logros profesionales conseguidos. El reto es saber elegir las palabras y el formato adecuados para exponer lo conseguido generando expectativas e interés en quien lo lea. Estas cuatro líneas exigen que cada sustrato se oriente a cada oferta de empleo para poder concretar y adaptar mejor la presentación a las necesidades de la empresa.
A la hora de elaborar nuestro sustrato profesional puede ser interesante conocer la misión y los valores de la empresa oferente y así poder optar por el vocabulario, las expresiones, las experiencias y los logros que más conviene resaltar. El objetivo es identificar similitudes, coherencias y afinidades entre nuestro perfil y la empresa. En definitiva, se trata de que nos perciban afines y con “posibles”. Así, habrá ofertas de empleo que valoren especialmente los logros en términos numéricos mientras otras se decanten más por conocer los resultados obtenidos en términos cualitativos. Aplicar los dos filtros puede ser una buena alternativa si se desean ampliar posibilidades.
Los expertos coinciden en que esta breve presentación puede sustituir a la tradicional carta de presentación ya que consideran que al ser más reducida y específica agiliza el proceso selectivo.
El sustrato profesional se ubica tras los datos personales y da paso a la experiencia laboral.
Teniendo en cuenta que cada vez es más usual ver currículums con sustratos profesionales es importante ser consciente de que gran parte de esos 10-15 segundos se los va a llevar su lectura. De ella depende que el tiempo dedicado a tu candidatura se amplíe a un minuto y que tus posibilidades se incrementen notablemente.
El contenido y formato de esta breve presentación varía en función del puesto a cubrir y del perfil del candidato por lo que no todos los criterios son extrapolables a todos los sustratos. En este sentido, es interesante contar con un buen asesoramiento para dar con la presentación adecuada. En términos generales se recomienda ser claro y conciso, utilizar algún tecnicismo afín a la oferta y evitar términos absolutos como “siempre o nunca” o “todo o nada”.
Presentarse con más o menos formalismos, con metáforas o frases célebres dependerá del grado de personalización que se le quiera dar. Arriesgarse más o menos en la presentación va en función del perfil personal y profesional de cada candidat@, del puesto a cubrir y del grado de creatividad e innovación que se quiera mostrar.