Todos podemos tener tantos currículums como versiones de nosotros mismos. La comunicación verbal da para mucho y son muchas las maneras de añadir, omitir, desarrollar o resumir información de nuestra carrera profesional. Así, el currículum es una herramienta muy versátil que se adapta según las necesidades del puesto a cubrir.
En los últimos días se habla de una modalidad de currículum caracterizada por la omisión del nombre de la persona y su fecha de nacimiento. Le llaman el “currículum ciego” (como si nunca se fuese a ver a la persona) y se propone como “parche” para eliminar o disminuir la discriminación en el acceso al trabajo por razón de sexo o edad.
Da la sensación de que en lugar de darle valor añadido a la persona se busca “taparla”. Quizás no han tenido en cuenta que el candidato o candidata ciego tarde o temprano tendrá cara y que el entrevistador la verá. Cabe la posibilidad de que el currículum ciego sea una buena distracción para no trabajar lo que realmente se necesita: educación.
¿Para qué sirven las citas a ciegas profesionales? Si lo que queremos es darle más emoción a la entrevista de trabajo propongamos y trabajemos en la educación entre y con iguales y favorezcamos el acceso igualitario a una carrera profesional.
Otra buena opción es la de proponer fórmulas atractivas, eficaces y generadoras de más conocimiento. Por ejemplo, un “currículum fracasional”.
¿Qué es un currículum fracasional? Es un currículum en el que se exponen experiencias laborales poco exitosas pero muy didácticas. Experiencias basadas en los mal llamados fracasos (mejor, resultados no deseados) cuya vivencia y superación genera valor añadido en el perfil profesional del candidato. Experiencias donde se pone a prueba la resiliencia y resistencia a la frustración del candidato. Hablamos de un aprendizaje más que valioso cuyo coste ya se pagó y cuyos beneficios están por llegar.
Todos estos resultados insatisfactorios expuestos de forma sincera, constructiva y positiva tienen un peso importante a la hora de seleccionar uno u otro candidato. Un buen seleccionador buscará en su perfil ideal conocimientos, habilidades y, sobre todo, experiencias vivenciales que contengan “saber hacer”. Todos sabemos que, cómo más y mejor se aprende es saliendo de la zona de confort y ello implica ponernos en situaciones difíciles e incluso límite.
Una de las grandes ventajas de hacer un currículum fracasional es que deja poco margen a la discriminación por edad o sexo: lo que verdaderamente llama la atención e interesa es de qué fangos ha sabido o no el candidato, qué ha aprendido y cómo lo ha aplicado.
Por ejemplo, si me despidieron de mi anterior trabajo porque no sabía vender bien el producto sería interesante ser sincero a la hora de exponer la situación y, sobre todo, remarcar que esa debilidad ahora es un punto fuerte porque me he formado en estrategias comerciales y he aprendido técnicas de venta muy eficaces. Gracias a esa experiencia, me di cuenta de mis carencias y ahora soy un comercial más completo y capacitado.
Esta fórmula curricular tiene gran aceptación en países como Estados Unidos y progresivamente se va incorporando en procesos selectivos de países y organizaciones variadas.
Es un buen momento para anticiparte y crear tu currículum fracasional. Busca asesoramiento para hacer de tus fracasos tus puntos fuertes y colgarlos en la red.