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40 tacos, ¿quién me va a querer?

Nadie. Te guantas. Es lo que hay. No haber cumplido años. La culpa es tuya. No, mejor aún, la culpa siempre es de los demás…

¿Has seguido leyendo? No deberías… Después de la lista de tonterías que te acabo de soltar esperaba que hubieses sabido discernir ante la realidad y la ficción; los datos y la manipulación.

Y es que los años no pasan en balde para nadie. Los cumpleaños nos traen y se llevan oportunidades. ¿Por qué se llevan? Porque según cumplimos años nos dejan de interesar determinados lugares, estados, situaciones y retos. Y, porque según vamos cumpliendo años también dejamos de interesar a determinados entornos ¿Por qué traen oportunidades? Porque los años están cargaditos de saberes y experiencias. Y, además, son otros entornos los que se empiezan a fijar en las personas que superan la barrera de los 40.

En el ámbito laboral la clave está en ser muy consciente de nuestro perfil profesional y en dónde se pueden fijar más en nosotros.

Aunque son muchas las ocasiones en las que podemos identificar desigualdad de oportunidades en virtud de la edad, siguen siendo aún más las argumentaciones que no perciben a los años como el elemento fundamental de discriminación.

La clave no está en la edad sino en la capacidad. No deberíamos ni pretender ni consentir  que la edad sea un condicionante; la edad ni es un grado ni un obstáculo.

Cada persona ha de saber identificar cuál es su papel y actuar en consecuencia. Puede haber seleccionadores que sean más jóvenes que los candidatos y a la inversa. Si el veterano se obceca en creer que no es seleccionado porque quien selecciona es demasiado joven y carece de experiencia y conocimientos está muy engañado. Si el joven candidato cree que no es seleccionado porque quien selecciona es mayor y a su entender, está desfasado, también se está engañado.

No es cuestión de edad. Es cuestión de saber generar valor. Es cuestión de adaptarse y tener buena actitud. Es cuestión de respeto y aceptación de las normas del juego. Ni más ni menos.

Cuando nos damos a conocer en las redes o cuando presentamos nuestra candidatura de forma presencial no debemos estar perdiendo el tiempo pensando en la edad. Centrémonos en nosotros mismos y adaptémonos a las personas que tenemos en frente. Olvidémonos de prejuzgar y enfoquemos la energía en nuestro objetivo. Dejemos de mirar por encima del hombro y miremos a los ojos.

Ningún profesional que quiera hacer bien su trabajo va a dejar escapar a una buena candidatura por motivos de edad. Si lo hace, otros motivos habrá.

Vayamos al grano porque quien seleccionada quiere encontrar al mejor de los candidatos y el candidato ha de demostrar que no hay otro como él.